miércoles, 4 de mayo de 2016

Violencia en las escuelas (Charla de la licenciada en Cañuelas)

Fuente: http://www.elciudadano.com.ar/noticias/leer/1540/el-drama-de-la-violencia-escolar-en-un-taller-para-docentes.html
Diario El Ciudadano de Cañuelas.

En varias ocasiones escuchamos que se dice “son cosas de chicos”, “que se arreglen entre ellos”… Pero la problemática del bullying (hostigamiento escolar) puede llegar a calar hondo en la salud de la víctima como en la del hostigador. La psicóloga Elvecia Trigo, recibida en la Universidad de El Salvador, brindó una charla en una de las aulas del colegio Estrada durante la Segunda Jornada Distrital de Talleres de Capacitación Docente que se llevó el miércoles 27, en los que participaron más de mil docentes. Hubo varios temas y una importante convocatoria en las dos sedes del Estrada. Con casi treinta docentes, la Lic. Trigo escuchó muchos testimonios preocupantes y lo dificultoso que es prevenir esta problemática. En ese taller también quedó en claro la manera en que se suele minimizar el tema, cuestión que también afecta a los medios de comunicación cuando quieren abordar algunas de estas situaciones y desde algunos sectores de la comunidad educativa despliegan un manto de silencio. La psicóloga -que es una de las cuatro autoras del libro Adolescencia Hoy-, tiene un capítulo sobre bullying denominado ‘Epidemia silenciosa o silenciada’. A pesar de sus años como psicóloga clínica, consultas en consultorios, además de dictar talleres, mostró su sorpresa por lo que escuchó entre los docentes de nivel inicial, primario y secundario “en un pueblo muy tranquilo con gente muy apacible”. “El bullying se define como un hostigamiento, un acoso de un chico sobre otro en un espacio de tiempo. Elige a una persona y la maltrata”, detalló Trigo. Una profesora de dos establecimientos ubicados en una localidad explicó que chicos de 13 años cachetean a otro en su cabeza durante el recreo en un patio bastante reducido. Otra situación es cuando bromean sobre un apellido de un alumno. A veces se suman escrituras en las paredes o le tiran los elementos escolares. “Una cosa más grave es cuando pasan de la palabra a la acción y llegan al cuerpo del compañero”, resaltó la especialista. El aspecto físico o la nacionalidad del chico también son blancos del hostigamiento. “Tenemos un chico agresivo, que llega a generar miedo. Pega, muerde a sus compañeros y lo hizo también con la maestra. Después viene la madre enojadísima porque le retaron al nene. Para esto el chico gritó a la maestra, a la directora, a quien sea”, rescató una maestra. “No debemos dejar de mirar la escena, que no sólo la integran el acosador y el acosado. También están los docentes, la familia, los compañeros, la sociedad. Es un fenómeno complejo del niño, del púber, que provoca una escena para convocar al adulto. Y hay que tratar de pensar al agresor, no demonizarlo”, dijo Trigo. “El chico también reclama cuando dice que los profesores no hacen nada, el preceptor no hace nada… Necesitamos más herramientas porque intervienen muchos agentes y se hace dificultoso”, afirmó una educadora. Otra recordó que un chico ingresante, proveniente del Gran Buenos Aires, cuando subía al micro y compartía el traslado con sus compañeros varones de sexto, era golpeado e insultado desde el primer asiento al último. Luego supieron que ese chico cuando se entregaban los boletines había dejado el establecimiento. “Es fundamental la detección precoz, pero ustedes solos no pueden hacer nada. Esto también tiene un entramado psíquico”, agregó la psicóloga. Y un directivo reconoció que tras estar varios años en las aulas “muchas veces estamos muy solos. Hay que hacer de madre, atender a un chico que no come bien, escuchar a una familia con muchos problemas, pero no tenés las herramientas. Nos llegaron a sacar un equipo orientador que podía ayudarnos frente a chicos de primaria que están con los de secundaria. Se producen cruces de palabras y violencia que no corresponden que vean los más chicos. Esto nos excede en nuestro rol de enseñanza”. Otra participante confió: “Seguimos teniendo un chico que en primer grado de primaria tocaba a las chicas en el pecho, la cola y dibujaba a las personas desnudas con detalles. Ahora está en quinto. Desde un primer momento comenté esto y me dijeron en la escuela que estaba ‘ansiosa’. Hoy el chico sigue dibujando genitales y nombrando vedetes. También le escuché que mira películas con el tío”. En otro pasaje del encuentro se hizo referencia a un episodio de violencia física ocurrido en una escuela secundaria. “Vino una inspectora y formuló pasar una película sobre violencia de género”. “Y cuando te agrede un chico, esto no trasciende. Por intervenir ante una agresión de un chico hacia otro fui golpeada con una trompada. Esto después de varias conversaciones, citaciones, gabinete y reflexiones con él. Estuve de licencia y sigo estando con el chico en el aula y tratándolo como a todos”, contó una maestra. “Estamos solas o te dicen las autoridades que transgredís y que hay que tenerlos contenidos”, coincidieron varias. “La naturalidad, la resignación o esto de un derecho a golpear hace que lleven un sistema de lógica perverso y sufran adentro del sistema. Jamás deben permitir que toquen su cuerpo”, se alarmó Trigo. “Si uno ve la agresión –subrayó la especialista– el docente puede intervenir y no muta en violencia. Pero cuando aparece esa violencia, aparecen golpes y no hay un adulto ordenador que simbolice la ley dentro del aula, una ley que debe respetar el alumno y los padres, además de los docentes entre sí, puede tener hasta derivaciones penales”.

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