Al hombre que maltrata a su mujer, física o psicológicamente puede definírselo como un PERVERSO
- Maltrata psicológicamente y es un manipulador.
- Utiliza técnicas para desestabilizar la emocionalidad de su pareja y a veces también de los niños.
- A la mujer la humilla, la descalifica con alusiones mal intencionadas, la denigra, le miente, la injuria, la inmoviliza y la confunde todo el tiempo.
- Ejerce abuso de su poder, la acorrala y provoca desánimo, depresión y culpa.
- Lo que hace destructor un proceso de dominación emocional es la frecuencia y la repetición.
- El perverso se roba la voluntad de su víctima, que puede terminar con la pérdida de su autoestima y libertad (muerte psíquica) que puede devenir en depresión o suicidio
La víctima se hace cargo de todo lo que el victimario le dice y no se da cuenta de lo que le está sucediendo. La acción de la mujer deja paralizada a la mujer, baja su autoestima al punto de que no puede reaccionar.
Es por eso que es fundamental la participación del entorno familiar, que pueda alertar a la víctima.
¿Se puede salir de esta red depredadora?
Es importante asumir que no se vence ni cambia al perverso. Es un trastorno de personalidad peligroso para la pareja y el entorno.
En caso de estar con una pareja que tiene esta clase de personalidad, lo que se puede hacer es no caer en su red.
- No aceptar ni un solo acto de insulto, grito, empujón o cachetadas.
- No aceptar ni una sola falta de respeto, ni permitir que nos empujen o levanten la mano. Las bromas pesadas o humillantes delante de los hijos o familiares o incluso en escuelas o trabajos también forman parte de esta red de violencia, aunque sean sutiles.
- Estar atentas y frenar cualquier descontrol.
Si la violencia ya está instalada, solo se sale con ayuda profesional (psicológica y legal), donde todo el entorno este comprometido y ayudando a la victima.
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